jueves, 3 de enero de 2013

¡Que me cambien el canal!

"Oh, aquestos molestos momentos en los que la vida nos depara aquello que no queremos afrontar" -yo


Cada vez que iba al odontólogo soportaba con paciencia en la sala de espera, no por la demora, sino por el tiempo que debía soportar a Jota Mario en "Muy Buenos Días" o a las pseudopresentadoras de "Día a Día". Peor aún era llegar a la sala de urgencias de un hospital, enfermo, con fiebre, tos y náuseas, para ser rematado por "Padres e Hijos" o en condiciones actuales por "Do-Re Millones" con el maravilloso Marcelo Sinsón o "Tu Voz Estéreo" y las declamaciones de sus actores (no, ahí no actúan, declaman como niño de 5 años en el jardín infantil, un día de la madre). A estas torturas se sumaban los restaurantes, cafaterías y cualquier lugar donde hubiera que esperar y se "entretuviera" a los clientes con un TV.

Siempre quise cambiar el canal. Una vez pedí el favor a una enfermera que amablemente me respondió: "¡no ve que no se puede!". Otro día me atreví yo mismo, solamente para ganarme un fuerte llamado de atención y encontrar un aviso en mi siguiente visita. PROHIBIDO MANIPULAR EL TELEVISOR.

Cansado de esta maldición ciega decidí tomar cartas en el asunto y me conseguí una de estas maravillas

Un Micro Spy Remote de apenas 6cm de largo con las funciones básicas que me permitieron liberarme de las ataduras de la tiranía televisiva impulsada por los emporios de la salud y las comidas baratas (encender/apagar, silenciar, cambiar el canal y pasar de modo TV a video). Apenas requiere una pila de litio, de las que usamos para las calculadoras, se pone en el llavero y funciona en casi todos los televisores, nuevos y antiguos (siempre y cuando cuenten con control remoto; obviamente no funciona en el Motorola de tubos de mi tía Dora), y apenas cuesta U$10 sin gastos de envío.

Además de quitar esos aburridos programas ahora cuento con todo un centro de entretenimiento. Cambio los canales de las salas de espera solo para ver la reacción de las personas, hago saltar a los aficionados al fútbol justo antes de un tiro libre o un penalti y sobre todo, sintonizo al Profesor Súper O para que la gente sepa que la TV también enseña.

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