Después de tantas reuniones, de atender clientes por doquier y de ganarme una hora de conversación con un tipo que tenía la lógica de Cantinflas, pensé que esto iba a ser un oasis (no por Amparo Grisales, sino por la modelito), pero no. Me excusé, dije ir al baño, pensé al comienzo en echarme un poco de agua fría en la cara para reaccionar a tan cruenta pesadilla pero finalmente decidí ir a la barra de café del Centro de Convenciones, pedí un vaso de agua y luego... luego inflé mi corbata y me puse a dormir. Mientras dormía una Oda a este artilugio cubrió mi mente:
Oh magnífica invención que hazme liberado de las tediosas clases de Maestría. Magnánimo desarrollo tecnológico que acolitas mis horas de sueño posteriores al almuerzo mientras preservas mi elegancia.
¡Que las ideas sigan brotando de ese verdadero ingeniero que el Nobel debiera recibir por ayudarme a dormir sin delatoras marcas tener al levantarme!
¡Qué fácil de usar eres¡ ¡Que barato salió portar conmigo a Morfeo! Por tan sólo 9 libras esterlinas en medio del aburrimiento ahora veo oníricos seres. Llegando a tu invisible válvula quedo a segundos de inmensos placeres y al despertar, que bien, que bien me veo. Si usted tiene dudas de semejante maravilla de la era espacial, no se preocupe que le tengo a continuación, un video muy especial.